Ydilique es la encarnación de una búsqueda personal por encontrar un concepto propio de lo que es la ‘sensualidad’, y que este concepto a su vez fuera el origen de una manera de generar respuestas eróticas a través de lo que no suele ser erótico; crear un ataque contra el erotismo más común, que es aquel erotismo perezoso y fácil que se desnuda por completo al primer toque, para dar paso a la apreciación de lo poético, idílico y sublime que es aquello que no es explícito.
 El erotismo, de manera un poco superficial, habla del amor sensual, del sexo, del placer y del cuerpo como objeto de deseo. Pero el erotismo, pudiendo ser sexual, explícito y vulgar, también se encuentra, como un sentimiento ansioso y latente, dentro de la sensualidad, la imaginación, de lo misterioso; está ahí, bajo capas de velo que van cayendo y revelando así la delgada línea entre lo sensual y el camino más fácil al erotismo. 
Llegué entonces al concepto que se fue construyendo a sí mismo a pequeños pasos: la sensualidad puede nacer en ese juego del mostrar-no mostrar, del permitir insinuar, del invitar a imaginar; nace de lo sinuosas que son las formas orgánicas, esas que son suaves y que de alguna manera, hacen reverencia al cuerpo femenino, y que de hecho lo adoran y lo evocan en cada curva; nace en las texturas cargadas de misterio, que juegan a ocultar lo obvio, juegan a dar pistas de las cosas bellas que se esconden tímidamente tras capas de pudor. La sensualidad a la que ansiaba llegar, es aquella que invita a querer imaginar más allá, a crear primero los posibles caminos que aún no se han descubierto.